“Aclaración de Poema”
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Ustedes habrán oído o escuchado durante mucho tiempo, especialmente de los labios del doctor Hernández cuando viaja del lago Vichuquén hacia Llico y cuando enfrenta una poza de agua y pasa rajado en su fiel camioneta, la canción: “Esta noche ha llovido”, pero nunca han reparado el porqué es tan corta, lo que no es así. Lo que pasa es que no recuerdo las otras estrofas que con mucho sacrificio y tiempo limitado que tengo he tratado de recordar, aunque muchas cosas pueden ser inventadas. Esta canción creada por el gran poeta Tito Badilla está inspira en un viaje a Licantén de su gran amigo Lucho Retamales, en una noche de invierno con tormenta desatada, trasladando sus cosechas a la estación de Licantén donde eran embarcadas en el tren rumbo a Curicó, donde eran comercializadas en la vega central. La primera parte es de todos conocida pero por si alguien no la ha escuchado se las repito.
Esta noche ha llovido
mañana habrá barro
pobre Lucho Retamales
se habrá mojado se habrá mojado.
Una noche fría y lluviosa de invierno
en una humilde carreta
partieron los Retamales hacia Licantén
trasportando sus cosechas,
y cuando enfrentaban las siete vueltas
el camino estaba muy malo y
de repente cayeron en un hoyo
tapado por el barro.
Después de mucho trabajo
gracias a sus bueyes Opaco y Brillante
que tirando de sus yugos lograron salir adelante.
Cuando llegaron al mogote y pasaban por un gran charco
se acordaron de la abuelita tronquita (mamá de mi padre)
que tenía que decir algo.
En un viaje a caballo a Licantén
justo al pasar frente a una mata de avellano
voló una bandada de tordos espantando su caballo,
y ella fue a parar de cabeza en el barro.
En ese miso momento sin tener ninguna duda
bautizo el lugar con el nombre “el bajo de la viuda”
Siguieron nuestros viajeros sin tropezón alguno
hasta llegar a los Juquillos
donde mi querido hermano Hernán en cierta ocación
golpeó con un machete un manzano con mucho pundonor
cuando de repente escuchó una voz que le gritaba
popopopo porque no te machetia las huevas huevón.
Era don Pancho Navarro que de esa manera defendía su arbolito
porque el fruto que le daba lo encontraba exquisito.
Cuando llegaron al valle de las Auroras
por la imposibilidad de tirarse, por la hora, un Ballón
se conformaron con mirar a las Auroritas y tomarse un buen borbollón.
Al asomarse en el mogote del cerro, Retamales se paró
y poniendo las manos como visera miró el valle lleno de emoción
justo cuando en ese momento la maquina tocaba la prevención.
Picaron el poto a los bueyes para apurar el paso ya que iban con la hora
con un poquito de retraso.
Llegaron a la estación y embarcaron sus cosechas apurados y corriendo
en el mismo instante que la maquina resoplaba y echando vapor de agua
se ponía en movimiento.
Aquí termina esta historia de hombres sacrificados y valientes
que tenían que hacer estas cosas para alimentar a su gente.
Esta noche ha llovido mañana habrá barro
pobre Lucho retamales se habrá mojado se habrá mojado.
Con mucho cariño.
Mito.
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