NUEVA PESCA...CON AUTONOMIA TOTAL
“Determinación Acertada”
Habiendo trascurrido muchísimos días de nuestro desastroso último viaje de pesca al embalse La Paloma, ubicado cerca de la ciudad de Ovalle, me dispongo relatarles lo vivido este fin de semana recién pasado.
Los participantes de este evento lo componíamos las familias Hernández Muñoz. Toledo Pino y el que escribe, solo como vino a este mundo, saliendo de la ciudad de Santiago mas o menos tipín siete de la tarde con nuestro primer destino Totoralillo, o sea, la casa de reposo y veraneo del doctor y familia. Llegamos a nuestro primer destino mas o menos a las nueve de la noche sin novedad y llenos de entusiasmo y ganas de pasarlo como Dios manda, o sea, la raja.
Inmediatamente una vez arribados, manos a la obra, y a preparar nuestra primera cena que fue compartida muy alegremente, especialmente por los varones, los cuales esperábamos muy pronto emprender el segundo tramo de la excursión y nuestro destino final, La Paloma.
Después de un rato de pelambre, nos dispusimos ir a los cueros a reposar el esqueleto para estar en condiciones para el día siguiente, pero al decir verdad, casi nadie durmió por la preocupación de la levantada temprano, o sea, a las tres de la mañana de día entre aclarando añajuit añajuit añajuit, llegada la hora esperada arriba sin ninguna flojera y después de la respectiva ducha, al desayuno que Ignacito como buen anfitrión que es, lo tenía listo incluyendo un buen termo con café para que nos acompañara en muestra expedición. A la hora señalada, o sea, las cuatro de la mañana nos encontrábamos en la ruta enfilando al norte rumbo de nuestro objetivo.
Este viaje además de la practica de nuestro deporte favorito encerraba otra incógnita, y era probar el motor nuevo ecológico recién adquirido, que reemplazaría el arriendo del bote de la vieja culia y el remador Javier Bilbao o como se le llama “El chuchas de su madre.” Para este objetivo, teníamos que ubicar antes que nada un lugar donde pudiéramos echar el bote al agua, con la obscuridad reinante en el lugar de los hechos no fue tarea fácil pero con la participación de “Rambo” Arnoldo Toledo, todo se llevó a efecto sin mayores contratiempos y muy pronto nos encontrábamos en el agua y dispuestos a empezar nuestro viaje fluvial en busca del lugar escogido por los participantes de mas experiencia. Este trayecto se demoró mas o menos media hora y una vez debidamente instalados nos dispusimos a empezar el singular combate. Una particularidad fue que a esa hora o sea poco antes que salga el sol, y anticipándonos al frío, nos mandamos el primer borbollón de enguindado, cosa de prevenir cualquier ataque de la naturaleza.
Les contaré que el motorcito funcionó de maravilla y fue bautizado con el nombre de Javier Romanini en honor al Buzo por facilitar la batería y a nuestro inolvidable botero por lo bien que se portó, además de su excelente performance nos dejó claro varias ventajas que son muy bien evaluadas como: él no habla, Bilbao sí; no mete ningún ruido, Bilbao sí; es súper obediente, Bilbao no; no ocupa lugar del bote porque no pesca, Bilbao sí; su carácter siempre es el mismo, el de Bilbao no; no toma no come, Bilbao sí; el no amarra con la vieja maraca, Bilbao sí; y por último, el no es un chuchas de su madre, Bilbao sí. Sólo estas importantes diferencias valen el precio que costó. La pesca estuvo bastante buena y el tiempo nos acompañó, tal como lo dijo mi compadre Francisco, “de lo mejor”.
En todo un día de compartir no puede faltar algo que sobre salga a lo normal como las “meadas” del doctor durante el día en el pato que se pudo comprobar que las tres que se pegó fueron parejitas de 400 cc, comprobado por Arnoldo y el suscrito. Sin duda estas abundantes cortas fueron por efecto del pihuelo y el contento; además,
producto del viento reinante estuvo a punto de mandarse de raja al agua.
Otra cosa que llamó la atención fue que de repente cinco pescadores que andaban en otro bote se nos acercaron, ya que les llamó la atención el motor por no meter ruido no sabiendo que era eléctrico y después de examinarlo se alejaron lentamente sin antes hacernos un enredo u peluca la huevona de grande, al no poder desenredar y estar perdiendo tiempo precioso el doctor invocó el nombre de mi querido hermano Hernán ya que él con su cortaplumas le habría cortado todos los nylon y asunto concluido.
Se me estaba quedando en el tintero, le preguntamos al botero jefe de esa expedición si por casualidad conocía a Javier Bilbao a lo que respondió que no pero no estaba bien seguro pero de todos modo le dijimos que queríamos de todas manera mandar un recadito, que era un CHUCHAS DE SU MADRE, la riza se dejó escuchar en todo el lago.
Una vez regresado a puerto, “Rambo”* procedió a subir la embarcación arriba del carro mientras con el doctor preparábamos alguna exquisitez para tomar la respectiva onces de despedida, y fue así como termino nuestra linda salida de pesca. El regreso se efectuó sin contratiempo sin antes comprar unos ricos camarones del Limarí para ser consumidos en el hogar donde nos esperaba el resto de la familia, y como plato de fondo una rica mano de cerdo al horno proporcionada por el papá de la señora Silvia y que en un momento Arnoldo se quiso acabronar con ella, pero gracias al doctor y yo no lo pudo hacer, el resto del tiempo lo seguimos disfrutando hasta que llegó el momento de emprender el regreso llegando a casa felices y sin novedad.
Un gran saludo para todos.
Mito.